miércoles, 23 de mayo de 2012

CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOTERAPIA DE LAS ADICCIONES Y COMPULSIONES



Presentación del libro
 El adicto tiene la palabra. El fundamento metapsicológico de las adicciones
de Mario Domínguez Alquicira
Domingo 29 de julio de 2012 a las 11:30 horas
Auditorio 5 de la Unidad de Congresos del Centro Médico Siglo XXI
Comentarios a cargo del Dr. Mario Souza y Machorro


LA METAPSICOLOGÍA FREUDIANA VISTA POR LA PSIQUIATRÍA CONTEMPORÁNEA

Agradezco la invitación a presentar el libro del Mtro. Domínguez Alquicira: El adicto tiene la palabra, porque hace oportuna la reflexión.
Me da gusto que su libro le devuelva la palabra al A-dicto, corrigiendo así la confusión producida por un artefacto interpretativo, quizá debida a J. Lacan.
Addictus significa deudor o esclavo. La Alfa privativa viene del griego y dictus del latín, por tanto A-dicto no es una etimología válida, como muchos creen.
La obra ofrece una visión múltiple, meticulosa y profunda, que aún permanece sin demostración científica por la metodología de nuestros días. Consta de 6 capítulos y 262 páginas, ilustradas con mil metáforas que leí con interés. Su recorrido plantea las consideraciones de una pléyade de autores en relación con la fisiopatología de la adicción, mas su visión atomizada no pretende la integralidad, ni incursiona en la clínica del fenómeno, lo cual parece ser el objetivo de la obra.
La metapsicología, la parte más abstracta y teórica del psicoanálisis, consta de según Freud de tres instancias: dinámica, tópica y económica. Esta última, referente a la circulación y distribución de la energía pulsional, es la que enfatiza el autor. En tal sentido, se hace pertinente preguntar cómo se aplica este conocimiento, de manera que podamos sumar su practicidad al beneficio social más allá de una explicación complicada.
Por otro lado, la referencia a mis libros se incluyen entre las opiniones de otros autores —distinción que agradezco—, pero no da cuenta de su esencia, porque mi visión:
·         Preconiza el espíritu terapéutico
·         La confluencia de esfuerzos profesionales del Personal de Salud
·         Una clínica detallada que optimice sus recursos y los priorice de manera tal que los haga productivos con base en la actividad psicoterapéutica, pues sólo así puede optarse por una organización útil al manejo de este severo problema.
Otra cualidad que observo en el libro es la dificultad de acceder a sus metáforas. Acostumbrado a la sencilla claridad de los textos que me formaron, detecto que en ocasiones se habla en sentido literal e inclusive con términos médicos, pero su metaforismo aun bien aplicado —propio de la doctrina lacaniana—, dificulta la comprensión en términos prácticos, concretos y reales. De ahí que no resulte una lectura fácil, ni pueda alcanzar a cualquier lector. Es un libro para iniciados, porque supone conocimiento previo acerca de las hipótesis planteadas.
A la par, las neurociencias han probado por Resonancia Magnética, Radioimagenología, Tomografía por Emisión de Positrones y la clínica psiquiátrica al efecto, las lesiones anatomo-funcionales del cerebro asociadas a la adicción. El psicoanálisis y las ciencias socioantropológicas habrán de hacer lo propio para demostrar su participación etiológica, ya que su innegable presencia patogénica, claramente corroborada, no traduce necesariamente eficacia terapéutica.
Al efecto habrán de analizarse las características y condiciones de cada paciente antes de aplicar el recurso analítico, pues no está indicado para cualquier adicto ni en cualquier momento de la Historia Natural de su enfermedad. Asimismo, sería conveniente demostrar la utilidad de tales procedimientos mediante resultados corroborables.
El libro propone con acierto que, desde las primeras entrevistas, el analista debe realizar un trabajo con la demanda, para ubicar su función y elaborar el lugar que le corresponda en la relación analítica. Pero esto corre el peligro de ser sólo un elemento retórico porque, por un lado, se plantea que para acceder a la demanda se requiere la creación del síntoma definido por su articulación con el lenguaje y, por el otro, en el intento de volver sintomático al paciente, se topa a menudo con la dificultad —en muchas ocasiones insuperable— de “tratar convertir” a un individuo, caracterizado precisamente por su rechazo al síntoma, al lenguaje y a lo inconsciente por lo que debe individualizarse todo procedimiento, como  recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El final del libro hace más complejo lo que de suyo es harto difícil de asir, de explicar y de utilizar, al concluir ¡con una pregunta!... cerrando con ello la factibilidad terapéutica, en la medida en que no se establezca una relación clínica que permita la realización de una estrategia en la que, a partir de una determinada maniobra psicoterapéutica orientada psicoanalíticamente o bien psicoanalítica pura, se incluyan otros recursos. Ello dependerá siempre del tipo de caso y sus posibilidades reales, con base en su evaluación clínica inicial.
El abordaje conjunto requiere de apoyo farmacológico y éste de:
·         Una Alianza Terapéutica adecuada,
·         Valoración del Estado de Salud durante el manejo,
·         Adherencia al Tratamiento bajo Enfoque Colaborativo y Negociador
·         Control del Consumo de Drogas durante el Tratamiento.
Todo ello dirigido a lograr
·         Conciencia de enfermedad
·         Manejo de mecanismos defensivos
·         Desarrollo de alternativas sanas y realistas para enfrentar las presiones internas y externas
·         Desarrollo de tolerancia a la frustración y a la demora
·         Desarrollo de control de los impulsos, reforzados por un esquema de prevención de recaídas, antidoping y psicoeducación.
México no cuenta con un Programa Nacional de Tratamiento Integral en una Red de Servicios dotados de todos los recursos, apoyados en laboratorio y gabinete para la procuración de un diagnóstico adecuado y, tras éste, la acción correctiva que corresponda a cada uno de los afectados y a sus familias, a manos de personal preparado en los diversos temas que forman este problema de salud pública.
En el planteamiento psicoanalítico del texto, la solución parece clausurarse al reconocer:
·         La falta de demanda del paciente
·         Su no conciencia de enfermedad y
·         La no presencia del síntoma
Tal enfoque se oblitera en la praxis:
·         Al no disponer de una propuesta que inste al paciente al reconocimiento de su problema, invitarlo a participar del manejo a través de entrevistas motivacionales y
·         La disposición y apertura profesional
Si los profesionales no realizamos una persuasión terapéutica, el paciente no acudirá o, si lo hace, no aceptará la visión ofrecida porque, entre otras cosas, se le responsabilizará del problema y ya no tendrá opción de descargar en otras personas o circunstancias la grave problemática en la que cae y derrama a la sociedad generosamente.
El adicto es un paciente especial que debe visualizarse desde varias ópticas a la vez. La metapsicología es una de ellas.
Felicito al Mtro. Domínguez Alquicira por ofrecernos una revisión interesante que abrevar, por su generosidad en compartir y también por el solo hecho de escribir sus inquietudes.



***

Es un principio básico para hacer la crítica de un libro, que se la haga desde la misma lógica que gobierna su construcción. Ya que no existe verdad última, lo mejor que podemos pedirle a un libro es su coherencia con los principios que lo gobiernan, cosa que al libro de Mario Alquicira le sobra. La crítica de Mario Souza pareciera montarse sobre una verdad última y única donde el drama del sujeto singular se pierde en la maraña de un listado de recetas a seguir válidas universalmente, sin lugar a ningún interrogante.
Pero lo más chocante, al menos para mí, es esa felicitación y ese agradecimiento del final que exhibe esa "necesaria hipocresía para convivir en sociedad" (S. Freud, "Sobre la guerra y la muerte").
Héctor López, Buenos Aires, Argentina, 4/08/2012

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