jueves, 20 de enero de 2011

Publicaciones, Psicoanálisis y Cine II

Psicoanálisis y cine. Antología del cine comentado y debatido. Tomo II, Círculo Psicoanalítico Mexicano, México, 2002. 306 pp. ISBN 968-5088-07-1.
Este libro intenta un acercamiento al fenómeno cinematográfico desde una perspectiva psicoanalítica y documentar la génesis  y el desarrollo de un cine club debate creado para analizar y trabajar el cine con las herramientas propias del psicoanálisis. Único en su género, el Cine Club Debate “El psicoanálisis y el cine”, patrocinado por el Círculo Psicoanalítico Mexicano, ha servido —a lo largo de sus diez años de existencia— para consolidar la cultura del cine club debate en nuestro país, y además para formar cinéfilos y psicoanalistas interesados en la crítica y apreciación cinematográficas.

            El Cine Club ha organizado 29 ciclos. Fuera de los ámbitos de las escuelas de educación media y superior, son los únicos en México en los que, de manera permanente, se lleva a cabo un debate complementado con comentarios de destacadas personalidades de distintas disciplinas y en el que el público asistente participa de modo activo. El fenómeno cinematográfico ha sido abordado desde el campo psicoanalítico y desde una perspectiva interdisciplinaria que permita conocer las situaciones que plantean los filmes presentados. Ello, en obediencia a la premisa que rige a los organizadores: la de que el psicoanálisis constituye tan sólo una forma de abordar el universo cinematográfico, entre otras posibles y variadas. La incursión del psicoanálisis en el cine es vista por ellos como un modo de convivencia, una riqueza que el psicoanálisis puede aportar en la forma de ver y entender el cine.

            Así, han participado no únicamente psicoanalistas, sino también personalidades pertenecientes al mundo de la cinematografía, la dramaturgia, la literatura, la música y las artes plásticas; se han incorporado periodistas, críticos e investigadores, proporcionando su propia visión en torno al tema general del ciclo y a la película en turno, que se enriquece con la activa participación del público durante el debate tras la proyección y la intervención del presentador.

            El hecho de que ahora se publique una selección de los filmes que a lo largo de estos 29 ciclos se han comentado y debatido, responde a la necesidad de dejar constancia del esfuerzo y dedicación de los comentaristas y también a la de rendir tributo a todos aquellos que, como asistentes —asiduos o no— han contribuido a la realización de este proyecto. Esta obra (dividida en dos tomos) tiene la finalidad de conmemorar el décimo aniversario del Cine Club Debate “El psicoanálisis y el cine”.

 
 
PSICOANÁLISIS Y CINE I y II
DE PABLO ESPAÑA Y MARIO ALQUICIRA
 
Dr. Alejandro Chao Barona
Comentar estos libros es compartir con los autores y la pléyade de comentaristas el entusiasmo personal, la manía por ver películas y la obsesión de contarlas o comentarlas. Es importante el rescate de diez años, con 29 ciclos, de estas huellas de la memoria del Cine Club Debate, “El Psicoanálisis y el Cine”, del Círculo Psicoanalítico Mexicano.
Pero la lectura de estos dos libros no resuelve el enigma de la atracción perversa por la exhibición cinematográfica. Y digo perversa porque se cambia la acción tridimensional que demanda la pulsión por la magia bidimensional del más puro principio de placer; se reemplaza el esfuerzo personal por la pasividad golosa de contemplar el sueño ajeno, el deseo prestado.
Vale la pena reflexionar al respecto.
¿Por qué nos llama tanto la atención encerrarnos en un lugar oscuro y cerrado y dejar que un pequeño juego de luz y sonido nos haga cómplices de las fantasías de un guionista y un director y de las acciones virtuales de artistas y tramoyistas?
La contemplación cinematográfica ¿será por una especie de viaje hacia el psiquismo fetal con sus condiciones de levitación y funcionamiento cerebral en absolutos arquetipos de imágenes primarias en el más simple dejarse ir tras el fantasma despojado de cualquier significado: sólo luz en blanco y negro; luz, en colores brillantes; luz, en sepias o azules; y todo entre el ritmo del corazón y la distonía del intestino?
Y el comentario post-voyeur ¿será por la búsqueda de una resignificación de lo imaginario, más allá de su creador; más desde el vidente que intenta descubrir un mensaje donde sólo hay el placer mágico de exhibir en la bidimensionalidad lo negado a la tridimensionalidad?
O ¿será por la necesidad de hacer propio el sueño prestado, compartido, alquilado, por medio de una racionalización que le de sentido al gozo de entrar en el sueño de otro?
El recorrido de los capítulos de los dos libros que hoy se presentan, es el recorrido de la historia de la propia perversión: entregarse al juego de la visión y a la fantasía de la interpretación. ¿Qué filosofía habré de crear para sobrevivir y sobrellevar en la realidad la atracción ilimitada de la fantasía?
Interpretar es imponer y traicionar. Imponer mi propia visión de las cosas, con los argumentos de mis discursos sobre la visión del creador del sueño al que traduzco y por tanto traiciono. Por eso, el buen cine es como el poema o la música inspirados por las musas a los cuales, cualquier comentario, nada agrega y se convierte tan sólo en la racionalización tardía de la emoción que la imagen permitió que brotara del fondo del corazón.
Todos vivimos en el poema de nuestra existencia sin sentido pero tropezamos constantemente con la significación que le queremos atribuir a la inspiración del inconsciente.
La reflexión racional, la explicación simbólica, arrebata emoción a la imagen que figuró por un instante ante nuestros ojos y permitió que el yo, aprisionado en los lugares asignados por el poder y el deseo, saliera de sí durante la hora que duró la exhibición cinematográfica, se volviera ajeno y llegara a tomar por propio el sentimiento de otros, las acciones de otros, los sueños de otros, los anhelos profundos de todos los otros.
Es en este desprendimiento de nosotros donde distinguimos el buen cine del cine burdo, del cine sórdido, del cine sólo comercio, de la misma manera como podemos distinguir, nos dice Ezra Pound, la mercancía que genera la usura, de la piedra labrada o de la tela enhebrada por el ensueño del arte.
Ahora que el mercado invade todas las rendijas de la existencia, incluyendo la venta del psicoanálisis, y nos cierra la puerta del tiempo para escuchar y gozar el poema, o la música o disfrutar el buen cine, este esfuerzo de rescatar las películas cercanas a nuestro corazón y compartir la visión que despertaron en cada uno de los expositores y autores se vuelve tan meritorio.
Ahora que la ‘hora’ se ha vuelto la unidad de generación del interés del capital, y no la unidad de escucha y construcción de la estrofa original del poema de la existencia, la tradicional hora cinematográfica se convierte en el momento privilegiado para ver en pantalla, a todo color y con sonido estereofónico el ensueño de los creadores que sólo en los primeros siete ciclos nos trasladan de la Madre Juana de los Ángeles, al Lugar sin Límites, de Atrapado y Sin Salida, a las Imágenes de Altman; de las Alas del Deseo al Terciopelo Azul de David Lynch; y de Más Allá del Deseo, al Este del Paraíso y al Silencio de Oliver… aunque después pasen a la prosa de expresar la relación entre el psicoanálisis y el cine, el erotismo y el amor, la psicosis, la relación de pareja, las perversiones, las relaciones de familia y la infancia y la adolescencia…
En el psicoanálisis el terapeuta se convierte en el cómplice testigo auricular del ensueño individual ajeno, en el cine, como en el relato/escucha de los mitos todos nos convertimos en los testigos cómplices visuales de los ensueños universales. La película que no es colectiva se convierte en el video casero que no trasciende sino deprime.
Sirvan estas palabras como un estímulo para que se instale un verdadero cineclub en nuestra universidad que aprenda del libro Psicoanálisis y cine. Antología del cine comentado y debatido de Pablo España y Mario Alquicira y transmita a las próximas generaciones una amplia puerta de escape creativo a las presiones y prisiones de cualquier realidad convulsionada o civilizatoria.
Muchas gracias.


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[Texto leído por el autor en la presentación de Psicoanálisis y cine. Antología del cine comentado y debatido. Tomos I y II (Círculo Psicoanalítico Mexicano, México, 2002), Facultad de Psicología, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, Morelos, marzo 14 de 2003.]

 

 

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